El estrés se produce como una reacción ante determinadas situaciones o pensamientos que nos generan tensión o preocupación.
Repercute en nuestro cuerpo dando lugar a síntomas como: malestar estomacal, sequedad en la boca, aumento de la frecuencia cardíaca, tensión muscular, insomnio, dificultades para concentrarse, cansancio, deterioro laboral, social o familiar.
Desde la terapia cognitivo-conductual trabajamos para poder identificar los factores que producen y mantienen el estrés, y para disminuir el malestar significativo que este produce en la vida cotidiana.

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