Síntomas:
Fantasías o pensamientos sexuales o eróticos y deseo de actividad sexual reducidos o ausentes de forma constante o recurrente. Aparece baja o nula recepción ante los intentos de de la pareja para mantener relaciones sexuales. Esto genera malestar significativo en la persona y/o pareja, y puede generar conflictos vinculares en relación a la frecuencia esperada/deseada por cada miembro.
El bajo deseo sexual puede ser:
Generalizado: con varias estimulaciones, situaciones y parejas.
Situacional: frente a determinada pareja, situación o estimulación.
Se debe descartar que no se deba a alguna condición orgánica, o al consumo de alguna
sustancia o medicamento.
Desde la sexología clínica contamos con herramientas para ayudarte.
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